¿Se puede hablar de adicción a las nuevas tecnologías?

Videojuegos, redes sociales e Internet...

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Esta pregunta está en boga en AMPAS y salas de profesores, es una duda que provoca pánico a unos padres cada vez más acostumbrados a ver a sus hijos frente a una pantalla, sin llegar a saber con total certeza si favorecen o ralentizan su vida. El miedo a que se excluya a sus hijos, la sensación de falta de alternativas e incluso la comodidad de tenerlos en casa entretenidos y contentos, van a ser los factores que más van a facilitar el acceso, e incluso el abuso de nuevas tecnologías entre los menores.


En los últimos años, tanto los profesionales dedicados a la intervención con adicciones conductuales como instituciones dirigidas a promocionar la salud, hemos sido testigos del aumento de población adolescente y adultos jóvenes con problemas derivados del abuso de videojuegos, juego de azar y TICs (tecnologías de la información y comunicación). Esto no es nuevo, ya en 2019 la OMS introducía en el manual de diagnóstico CIE11 la “adicción a videojuegos” equiparándola a la “ludopatía” y haciendo mención en sus anexos a la posible introducción en las siguientes ediciones del “uso compulsivo de internet”, donde se enmarcarían el abuso de las redes sociales y la dependencia al teléfono, de las cuales han surgido dos nuevas patologías, la “nomofobia” – miedo a no tener el teléfono encima- y el “FOMO” (fear of missing out) – miedo a perderse algún acontecimiento en las redes y quedar excluido por ello.-

¿Cómo puedo saber si tengo uno de estos problemas o si lo tiene alguien de mi entorno?

La particularidad que vamos a encontrar en las TIC, sobre todo en menores, es que las redes sociales y los videojuegos son parte de su vida social y educativa, por lo que criterios como el tiempo de uso, la dificultad para controlar los impulsos al jugar y la preocupación por obtener aceptación en el entorno virtual, van a formar parte de su crecimiento normal y, por tanto, serán criterios complicados para diferenciar el uso responsable del abuso. Estos indicadores solo deben tomarse en consideración si son excesivos.

Por otro lado, en lo que si debemos fijarnos es en un criterio clave como el que encontramos en otras adicciones: la afectación en otras áreas de la vida. No tener otras alternativas de ocio, aislarse de las relaciones sociales, descuidar la higiene o el sueño, bajar el rendimiento laboral o académico o estar irritado y discutir con frecuencia, pueden ser ejemplos claros de que estamos o alguien de nuestro entorno está haciendo un mal uso de las tecnologías.

¿Es recomendable acudir al psicólogo si encontramos estos problemas?

Si bien las consecuencias de el abuso de videojuegos y otras TIC no tienen a simple vista gravedad suficiente para considerarse prioritarias, estas conductas suelen acompañarse de problemas de calado, como depresión, dificultad para desenvolverse en situaciones sociales, abandono de estudios por la ilusión de profesionalización… Es por estas razones que en la Asociación Madrileña para el Estudio y Tratamiento de las Adicciones Conductuales nos hemos especializado en la evaluación y tratamiento de estas adicciones. Además, gracias a nuestra colaboración con el Instituto de Psicología e Investigación Controla hemos podido ampliar los recursos ofreciendo programas de prevención para AMPAS, alumnado y asociaciones que quieran evitar las consecuencias de una problemática creciente.